La señora pereza

Cada día la señora pereza me acompaña a todos los sitios donde voy. A la hora de levantarme hace que se quede en la cama. Es la hora de empezar el trabajo y no me movería de tumbado.
Mi madre me dice: “¡Ayúdame a poner la mesa!”, pero yo me hago el sordo y me entretengo con cualquier cosa.
A la señora pereza le encanta la comodidad. ¿Cuántas veces no hago lo que debería hacer? ¿Cuántas veces pongo excusas para no hacer lo necesario? ¿Por qué siempre hago lo que me da la gana? ¿Por qué la pereza?
Porque, sin darme cuenta, la pereza me ha hecho cerrar la puerta a mi amiga: LA ALEGRÍA.

TÓMATE TIEMPO