Hay niños que no llegan a realizar cosas sencillas por falta de decisión. Hacen grandes planes y se proponen hacer muchas cosas, pero después se cansan. No lo olvides: cuando te propongas hacer algo, ponte a continuación a hacerlo; no la dejes para mañana.
Podría pasarte como en el borrico de Buridan: este animalito tenía a ambos lados ya la misma distancia unos montes de avena y alfalfa. Entonces empezó a dudar si comía de una cosa o de otra. Tanto dudó, que acabó muriéndose de hambre. Cierto, el borrico no tenía sentido común. Pero hay alumnos que, en ocasiones, sueltan pasando el curso sin decidirse nunca a mejorar, a hacer los deberes, a colaborar en sus labores. Y va pasando el tiempo, con el peligro de quedarse siempre en el mismo sitio.