Me han regalado una bicicleta. Sus ruedas avanzan mientras pedaleo. Lo paso de lo mejor en el tiempo libre. Puedo ir por los calles, vigilando que nadie me duela o tratando de no hacerlo yo. Adelanto y adelanto. Aquí hay una farola, allí una acera. Giro, freno... estoy sudado. Me siento y miro la bicicleta como si fuera un tesoro. Miro bien las ruedas: tienen radios, unos alambres que unen el eje con la llanta.
¿Os habeis dado cuenta de los radios? Todos diferentes, pero todos juntos mueven la rueda. ¿Te imaginas que cada radio fuera a la suya? Sería imposible avanzar y correríamos el riesgo de hacernos daño.
Con mi clase ocurre lo mismo. A veces hay alumnos que hacen lo que quieren, sin hacer caso a las normas. No se dan cuenta que ponen en peligro todo el grupo y al final de curso podríamos tener un tropiezo. No se dan cuenta de que, para hacer funcionar una clase, es necesario ir todos a la vez. Como los radios de mi bicicleta para mover la rueda.