Hoy he entrado en una clase y he pedido a un alumno que me explicara la película del rey León. Le ha gustado muchísimo y me la ha explicado toda, de cabo a rabo. Incluso quería cantarme las canciones.
Me ha sorprendido cómo estuvo atento a la proyección. Por eso he osado preguntarme le: ¿qué dijo Jesús en el evangelio de la semana pasada?
El niño me miró con atención, pero no supo responder. Para sacarlo de el susto, le he preguntado sobre otra película y también la había visto.
Luego le he preguntado sobre el tema de Sociales de la última clase. Tampoco no ha sabido responder. Se ha sentado y yo he quedado pensativo.
Cómo es que en algunas cosas ponemos tanta atención y en otras ¿no? ¿No es más importante la palabra de Jesús que el rey León? Es que lo que explicó de Sociales el profesor no es más importante que cualquier película? Es que las películas son imaginaciones, mientras que lo que dice Jesús o explica el profesor son mensajes para el nuestro bien.