Estamos ya en marzo. El invierno llega a su fin y el sol cada día calienta más. Los árboles comienzan a brotar, y las flores y los pájaros empiezan a hacerse ver y oír.
Nosotros seguimos el curso. Y vamos haciendo camino, creciendo; nos hacemos mayores y también, quizás, mejores.
En marzo es Cuaresma. Con siete piernas. Cada semana vamos arrancándolas una a una. Y llega la Semana Santa. Y Jesús, que es el fruto del árbol de la cruz, es amigo de todos.
En marzo recordamos que debemos cambiar muchas cosas; que en el corazón hay restos de egoísmo y que no siempre tenemos la alegría. Todavía estamos a tiempo de enderezar el rumbo. Arranquemos una pierna de la vieja Cuaresma queriendo indicar que arrancamos de nuestro interior el egoísmo. Así de fácil.
Y a vivir, que Dios nos espera...