Cuando alguien te dé una ramita espinosa, en lugar de tomarla enfadado y correr el riesgo de pincharte las manos, tómala con serenidad y plántala en el jardín. Pero cuando recojas las rosas, no olvides enviarle, al menos, una a ese "alguien". Después de todo, fue él quien te dio la ramita.

Cuando alguien te dé una patada, en lugar de devolvérsela, recuerda que tú diste un paso adelante mientras él dio un paso atrás.

Cuando alguien te grite, no respondas gritando para no correr el riesgo de quedarte afónico.

Si alguien te escupe, recuerda que un poco de agua y saliva te dejarán más limpio, mientras que quien te ha escupido ha perdido un poco de saliva que habría actuado beneficiando su digestión.

Cuando alguien se ría de ti, sonríele. Porque quien se ríe de los demás necesita una sonrisa de estima para poder cambiar.

Luis Homero