Las mujeres encuentran el sepulcro vacío

El domingo, muy temprano, las mujeres llegaron al sepulcro llevando los aceites aromáticos que habían preparado y encontraron que la piedra había sido apartada del sepulcro. Entraron pero no encontraron el cuerpo de Jesús, el Señor. Estaban completamente perplejas sobre lo que había pasado, cuando se les presentaron dos hombres con vestiduras resplandecientes. Sobresaltadas, se postraron. Y ellos les dijeron:

—¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí; ha resucitado. Recordad lo que os dijo cuando todavía estaba en Galilea: “Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de pecadores, que sea crucificado y que resucite al tercer día”.

Ellas recordaron estas palabras de Jesús. Entonces volvieron del sepulcro y anunciaron todo esto a los Once y a los demás. Eran María Magdalena, Juana y María, madre de Santiago. También las demás que iban con ellas lo explicaban a los apóstoles, pero sus palabras les parecían un absurdo, y no se las creyeron. Aun así, Pedro corrió hasta el sepulcro. Se agachó y vio que solo había el sudario de lino. Después volvió a casa, extrañado de lo que había sucedido.
(Lc 24, 1-12).