Arriesgar la vida por amor

ChatGPT

La plaga del sida es una de las preocupaciones más graves de nuestra sociedad. En todo el mundo, numerosos investigadores hacen esfuerzos para encontrar una vacuna eficaz. Los laboratorios dedican grandes sumas de dinero porque quieren llegar primero a la meta de esta frenética carrera.

En un diario de EE.UU. se publicó una noticia que pone la piel de gallina: unos laboratorios pidieron voluntarios, mayores de 65 años, para experimentar los efectos de una nueva vacuna antisida. El peligro era grave, pero el reto ya estaba lanzado.

El obispo de Los Ángeles, California, se presentó como voluntario. Los laboratorios no aceptaron su ofrecimiento porque aún no tenía 65 años. Entonces, escribió una carta a los sacerdotes y religiosos de la diócesis. La respuesta fue inmediata: seis religiosas y dos sacerdotes se ofrecieron generosamente.

Estos voluntarios habían hecho suya la palabra evangélica: "Si el grano de trigo no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto."