odos necesitamos una madre

Un niño, sentado plácidamente en el regazo de su madre, aprendía a hacer la señal de la Cruz: “En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.” El niño se detuvo un momento y de repente preguntó a su madre: “Oye, ¿aquí no sale la madre?”

Este niño comprendió enseguida que el corazón humano necesita una madre. Todos tenemos necesidad de la mirada, los besos, las caricias, las sonrisas y las atenciones de una madre. Todos los hombres tienen una madre, pero los cristianos tenemos, además, otra Madre que es la Virgen María. En efecto, María es la Madre de la Iglesia, es decir, la Madre de todos los cristianos y, por tanto, de cada uno de nosotros.

Esto lo entendían muy bien unos niños y niñas de las afueras de París que iban a catequesis. Un día se unió al grupo un huérfano. Cuando el sacerdote le preguntó por qué había venido, respondió:

—He oído decir que todos los que venís aquí tenéis una madre; por eso he venido... ¡Tengo tanta necesidad de una madre!... Estoy muy triste: soy huérfano, estoy solo en casa, mi padre me quiere mucho pero trabaja en una fábrica lejos y siempre está fuera. ¿Es verdad que todos estos niños y niñas tienen una Madre en el Cielo? ¿Cree que esa Madre me querría por hijo suyo?

El sacerdote miró al niño con afecto. Y con toda seguridad, desde el cielo, nuestra Madre también sonrió y lo acercó a su corazón para que sintiera sus latidos.