Testimonio del Padre Manyanet

Mi madre rezaba cada día ante la imagen de la patrona de Tremp, la Virgen de Valldeflors. Para no dejarme solo en casa, me llevaba con ella. Me llamaba la atención el fervor con el que hablaba a aquella Señora tan majestuosa.

Un día encontré a mi madre muy atribulada. Parece ser que le costaba mantener a la familia. Yo era el benjamín de nueve hermanos y ella se encontraba sola porque había muerto mi padre cuando yo aún no había cumplido dos años. No quiero olvidarme de nada, por eso he traído unas notas que tengo escritas y he titulado Recuerdos de mi vida. Más o menos dicen así:

"Me llevó a una casa muy grande y bonita donde vi a una Señora de gran belleza, con los brazos extendidos y un gesto casi suplicante, de pie sobre un magnífico trono, rodeada de un halo resplandeciente, con doce estrellas alrededor de la cabeza. Nos acercamos, y al llegar junto a la misteriosa Señora, mi madre se arrodilló a sus pies, y yo la imité... Mi madre habló un buen rato con aquella Señora... Yo vi cómo caían de sus ojos unas grandes lágrimas... Mi madre lloraba... Con sollozos angustiados, le dice: 'María, aquí tienes a tu hijo, este niño sensible que te ama...' Yo también lloré... Y, llorando, me dormí.... Después de cerrar los ojos, vi con los ojos del alma (y no fue un sueño sino una realidad)... Sí, yo la vi... cuando toda llena de majestad y de compasiva hermosura, abrió los brazos y me estrechó contra su corazón... Oh María, ¡yo te amo! Di un grito y desperté. Mi madre, acercándose a mí, me dijo: 'No llores, hijo mío... Nuestra buena Reina ha escuchado tus súplicas y ha recogido mis lágrimas.'"

"Nunca olvidaré este hecho. Siempre he amado a la Virgen María. Le he explicado mis cosas, como se explican las cosas del corazón a las madres de la tierra. En los asuntos más difíciles siempre he sentido su mano como una brisa acariciando mi alma. La Virgen de Valldeflors, patrona de Tremp, ha guiado mis pasos en todas mis fundaciones y trabajos. He visitado varios santuarios dedicados a María, especialmente Montserrat, el Pilar, Lourdes y Loreto."

"Ella, de verdad, es nuestra Madre del cielo. Debemos estar muy contentos porque tenemos dos madres. A una la vemos cada día y a la otra la sentimos cerca si somos fieles a su amor."