Un padre veía con preocupación cómo sus hijos, de once y doce años, estaban siempre discutiendo y, en ocasiones, incluso llegaban a las manos.
Un día los llamó para mostrarles un haz formado por varas muy delgadas y les dijo:
—Demuéstrame que son fuertes intentando romper este haz.
Ellos lo intentaron pero no lo lograron. El haz era compacto a pesar de que cada una de las varas era fina.
Entonces les dijo:
—Es muy sencillo. Sepárenlas y verán si es fácil romperlas una a una. La fuerza de estas varas tan frágiles solo radica en su unión. Si ustedes están unidos, serán una verdadera familia y nadie podrá vencerlos.
Los hijos no olvidaron la lección.