“Cristo solo tiene nuestras manos para hacer su trabajo hoy;
Sólo tiene nuestros pies para enderezar al hombre en su camino;
Sólo dispone de nuestra lengua para contar a los hombres su amor.
Somos la única Biblia que leerá un mundo despreocupado,
Somos el Evangelio del pecador, el mensaje al mundo del Señor...
¿Qué ocurrirá si escondemos la mano, si echamos marcha atrás en el camino, si cerramos nuestra boca? ¿A qué esperamos para ayudarle? Porque mucha es la tarea, la cosecha... y faltan manos, faltan voluntarios para sembrar el amor en el corazón de los hombres”.