Habéis oído que se dijo a nuestros antepasados: “ no matarás; y el que mate será llevado a Juicio”. Pero yo os digo que todo el que se enfade con su hermano será llevado a Juicio; el que lo llame estúpido será llevado a Juicio ante el Sanedrín, y el que lo llame impío será condenado al fuego eterno. Así pues si en el momento de llevar tu ofrenda al altar recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelve y presenta tu ofrenda. Trata de ponerte a buenas con tu adversario mientras vas de camino con él; no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te meta en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo”.