“En cierta ocasión se acercó uno y le preguntó: - Maestro: ¿qué he de hacer de bueno para obtener la vida eterna?
Jesús le respondió: ¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Uno sólo es bueno. Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. El le preguntó: - ¿Cuales?
Jesús contestó: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio: honra a tu padre y a tu madre, ama a tu prójimo como a ti mismo.
El Joven le dijo: - Todo esto ya lo he cumplido. ¿Qué me falta aún?
Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, ve a vender todo lo que tienes y dáselo a los pobres; así tendrás un tesoro en los cielos. Luego ven y sígueme.
Al oír esto, el joven se fue muy triste porque poseía muchos bienes. Jesús dijo a sus discípulos: Os lo aseguro, es difícil que un rico entre en el reino de los cielos. Os lo repito: le es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de los cielos. Al oír esto, los discípulos se quedaron impresionados y dijeron:- Entonces ¿quién podrá salvarse? Jesús los miró y les dijo: Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible”.