“Sabemos que conocemos a Dios, si guardamos sus mandamientos. El que dice: “Yo lo conozco”, pero no guarda sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él. En cambio, el amor de Dios llega verdaderamente a su plenitud en aquel que guarda su palabra. Esta es la prueba de que estamos en él, pues el que dice que pertenece en él, tiene que vivir como vivió él”.