“No habléis mal unos de otros, hermanos. El que habla mal de un hermano y se erige en su juez, está criticando y juzgando a la ley. Y si te eriges juez de la ley, ya no eres cumplidor de la ley, sino su juez. pero uno solo es el legislador y el juez: el que puede salvar y condenar. ¿Quién eres tú para juzgar al prójimo?”.