“La personas son un regalo algunas están magníficamente envueltas y desde el primer vistazo son atrayentes.
Otras están envueltas con un papel muy ordinario y pueden parecer estropeadas. A veces es posible que la primera impresión no permita adentrarse en ella. Pero el envoltorio no es el regalo. Debemos hacer esfuerzos por abrir regalos pues cada uno de ellos guarda en su interior un don con el que ayudarnos.
Tú también eres un regalo. Un magnífico y sorprendente regalo. Un regalo para ti mismo y también un regalo para los otros.
Tú eres mi regalo. Un regalo por tu sonrisa y tu mirada, un regalo por tus manos y tu pensamiento, un regalo por tus labios y tu ternura, un regalo por tu alegría y tu silencio. Gracias Señor por permitirnos compartir estos regalos”.