Nació en Breslau (Alemania), hoy llamada Wroclaw y perteneciente a Polonia. Era hija de una familia judía. Cuando murió su padre, ella llevaba a la madre a la sinagoga, pero ésta pronto se dio cuenta de que su hija la acompañaba por puro compromiso. Efectivamente, a los 21 años se declaraba atea.

Estudió filosofía. Buscó al profesor Husserl, padre de la fenomenología y se hizo su discípula predilecta. Con él hizo su tesis doctoral y con él marchó a Friburgo como profesora adjunta. Pero ella notaba que la fenomenología no respondía a las cuestiones últimas de la vida y, sin saberlo, hambreaba un Ser superior desconocido por ella.

Escuchó unas conferencias sobre temas religiosos a Marx Scheler, vio con sus ojos el testimonio cristiano de algunas familias amigas suyas, y, todo eso le tocó. En una ocasión se tiró toda la noche leyendo la vida de santa Teresa de Jesús, y al cerrar el libro dijo: “Esto es verdad”. Lo demás fue rápido. Se bautizó a los 30 años, con el nombre de Teresa, daba conferencias sobre temas religiosos en todas parte. A los 42 años se hace carmelita descalza en le convento de Colonia. Allí estudia la doctrina de san Juan de la Cruz. En 1942 le coge la Gestapo y la lleva a Polonia. Fue asesinada en el campo de exterminio de Auschwitz con gas. El papa Juan Pablo II al declaró beata en 1987.